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              pesar de que la ley lo prohibe, menores de 14 años trabajan en tv 
              24-ABR/2006 
              Los menores de 14 años tienen prohibido trabajar, pero puede haber excepciones, si es educativo para el niño. Al tratarse de la TV, ¿será esto posible en medio de una guerra por el rating? 
              
              En televisión hay
              trabajadores que parecen no serlo. Ornella Fazio, de 7 años, es
              uno de ellos. Alrededor de las 8 de la mañana, ella ingresa en el
              estudio a grabar la telenovela "Sos mi vida", sólo por
              un par de horas porque a las 12.30 debe ir al colegio. En la ficción
              de la tira es Coqui, uno de los tres chicos que Martín Quesada
              (Facundo Arana) adoptó y que cuida la "Monita" Muñoz
              (Natalia Oreiro). 
               
              Gracias a eso, Ornella puede conocer a las estrellas, ser
              reconocida en la calle y formar parte del star system vernáculo.
              A pesar de que eso parece glamoroso y divertido, ella trabaja:
              cumple un horario, recibe órdenes de un director que le indica cómo
              actuar y cobra un sueldo. 
               
              Si en la Argentina la ley nacional Nº 20.744 prohíbe que los
              menores de 14 años trabajen, ¿por qué lo pueden hacer Ornella o
              los actorcitos de "Chiquititas" o los tres niños
              (Franco Rau, de 10 años, y dos bebes gemelas, María Leticia y
              Lucia Ramos, de 10 meses) de la sitcom "Amo de casa", o
              la infinidad de niños que este año pasarán por el segmento
              "KidsMatch" del programa "ShowMatch"? 
               
              Para Alejandro Malowicki, presidente de la Sociedad Audiovisual
              para la Infancia y la Adolescencia Argentinas (Saavia), la
              respuesta es una trampa; una mala interpretación de la legislación
              vigente. En la Convención N° 138 de la Organización
              Internacional del Trabajo (OIT), que la Argentina ratificó, se
              establece que la autoridad administrativa de trabajo de cada país
              puede fijar excepciones en cuanto a los trabajos artísticos (la
              TV puede ser considerada dentro de esta modalidad). Esa autoridad,
              para permitir esta salvedad, debe evaluar si el contenido del
              programa de televisión en el que el niño participará afecta su
              salud psicofísica, si contribuye a su educación y si no
              obstaculiza su escolaridad. "Por los casos que se ven en TV,
              esto no se respeta", señala María del Pilar Rey Méndez,
              presidenta de la Comisión Nacional para la Erradicación del
              Trabajo Infantil (Conaeti). 
               
              Más allá de la labor artística, los chicos de la tele se
              someten a un régimen de trabajo que puede rondar las seis horas
              diarias. ¿Hasta dónde la actuación en televisión puede
              colaborar en el desarrollo del niño? Para los psicólogos
              consultados, un régimen laboral como el mencionado puede generar
              situaciones de estrés y hacer que el niño ingrese prematuramente
              a un mundo regulado por adultos. 
               
              ¿Arte? 
               
              "Aunque la actuación en televisión se presente como una
              actividad artística, es un trabajo porque implica recibir órdenes,
              cumplir un horario y cobrar un salario", explica la
              secretaria general de la Asociación de Abogados Laboralistas,
              doctora Mónica Jensen. 
              
              Como en todo
              trabajo, en televisión, el tiempo es oro. "Los chicos pueden
              trabajar sólo seis horas", dice Andrea Tuozzo, productora de
              "¿Quién es el jefe?", la sitcom que Telefé emitió el
              año pasado y en la que había dos actorcitos de 10 y 11 años.
              Con la experiencia de haber trabajo con 42 actores -la mayor parte
              de ellos eran niños y adolescentes- en la producción del
              programa juvenil "Verano del 98", Tuozzo explica que
              todo el sistema de planificación para grabar un episodio gira en
              torno del horario que "deben" cumplir los chicos. Y, ese
              tiempo se optimiza al ciento por ciento. 
               
              "Los que más atentan contra el trabajo de los menores son
              los padres", dice Luis Albano, primer vocal de la Asociación
              Argentina de Actores (AAA). Para ejemplificar esto, recuerda uno
              de los problemas que tuvieron con el padre de un bebe de seis
              meses. El niño estaba en un set de filmación, que se había
              armado en el medio del campo, desde doce horas antes. Uno de los
              actores que iba a tener una escena con el bebe se acercó al papá
              para advertirle sobre la cantidad de tiempo que llevaba allí. El
              hombre lo miró con extrañeza y le respondió: "Sí, la
              verdad es que tendrían que pagarme el doble". 
               
              Para Albano, los segmentos de "Minimusic", que en el
              programa "Susana Giménez" y "Los 30 segundos de
              fama kids" en "Show Match", que se vieron en 2005 y
              que este año se llama "KidsMatch", se presentan como
              concursos. "Tanto Susana como Tinelli están lucrando con los
              chicos", señala. "Los niños -agrega- están
              trabajando: ensayan y, además, sienten la presión de que tienen
              que ganar. Esto atenta contra la salud del chico; es una
              sobreexigencia." 
               
              Infracciones 
               
              La participación de menores en los programas de TV también está
              regulada por la ley nacional de radiodifusión N° 22.285. En al
              artículo 22 de esa norma se prohíbe la aparición de menores por
              debajo de los 12 años en actividades artísticas (canto, baile,
              entre otras) fuera del horario de protección al menor, salvo que
              esas presentaciones estén grabadas. Sin embargo, durante 2005, en
              los programas "ShowMatch" y "Susana Giménez",
              los niños salieron al aire después de las 22. El Comité Federal
              de Radiodifusión (Comfer) multó, durante ese año, 81 veces al
              ciclo de Tinelli por un importe de 2.612.000 pesos - ya tenía
              tres antecedentes, en 2003 y 2004-, y 18 al de la conductora, por
              140.000 pesos. Pese a estas sanciones, en la emisión del jueves
              último, Tinelli comenzó el segmento "KidsMatch" a las
              22.20 con un participante de 3 años. 
               
              "Ninguno de los canales [sobre los que recayeron las multas
              -Canal 9 y Telefé-] pagó", dice Claudio de Cousandier,
              director de Fiscalización y Evaluación del organismo oficial.
              "El 99,9 por ciento de los canales utiliza todos los recursos
              administrativos para dilatar la cuestión y, después, va a la
              Justicia", completa el funcionario. 
               
              La visión de Malowicki es diferente. "Los canales terminan
              canjeando las multas por segundos de publicidad estatal. Es una
              burla el control del Comfer", señala. 
               
              Estrés 
               
              "En la televisión hay explotación no sólo de los menores,
              sino también de los actores adultos", denuncia Albano. De
              eso puede dar fe Pedro Aragona. "A mí la televisión me usó",
              dice. Hoy, a los 23 años, no tiene propuestas para volver a los
              protagónicos en TV. Su vida en el medio televisivo empezó a los
              9 años, cuando en una publicidad de Canal 9, el actor Raúl Rossi
              convocó a niños para actuar en una teleserie que los
              transformaba en famosos de la noche a la mañana, "Regalo del
              cielo", con Pablo Alarcón y Patricia Palmer. Pedro logró
              que le dieran el papel para el que se habían presentado 2500
              chicos. 
               
              Su vida giró 180 grados. Se mudó de Marcos Paz a Capital y debió
              acostumbrarse a un régimen laboral que, en algunos momentos, rondó
              las 12 horas. 
               
              Cuando el programa alcanzó los 40 puntos de rating aprendió que
              también debía sacrificar sus fines de semana para salir de gira
              por el interior con la obra de teatro "Un regalo de papá".
              Los viernes, al terminar las grabaciones, a las 23, su padre lo
              pasaba a buscar por el canal y en un motorhome viajaban toda la
              noche hasta la ciudad en la que iba a actuar. Regresaban el
              domingo a la noche. El lunes faltaba al colegio, así podía
              dormir toda la mañana, y a la tarde, de vuelta a grabar al
              estudio. 
               
              Algunos de los niños entrevistados destacan constantemente que
              ellos no viven las grabaciones como un trabajo, sino como un
              juego. "A mí me gusta mucho grabar", dice convencido
              Mathías Sandor, de 10 años, que en 2005 protagonizó "¿Quién
              es el jefe?" 
               
              Marcelo Marcote pasó su infancia y adolescencia en la televisión.
              Empezó a los cinco años cuando, por una foto, fue a parar a
              "Rolando Rivas, taxista", la telenovela que, en 1972,
              escribió Alberto Migré. Y desde ahí no paró hasta los 19 años.
              Ahora, a los 40, convertido en un pediatra, mira esa niñez en la
              pantalla desde el lugar de médico. "No es normal que un
              chico trabaje en TV. No es normal que un chico trabaje",
              indica. "Un niño debe jugar, crecer y ser libre",
              concluye. 
               
              El límite para que un menor no viva la actuación en TV como un
              trabajo es, para la ley, que lo que interpreta no atente contra su
              salud física y psíquica. Pero, en medio de una guerra de canales
              por el rating, en la que las bajas son los programas y sus
              elencos, ¿cuán posible es esto? 
              Fuente: La
              Nación 
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