Leonardo Bechini, director de Entretenimientos
y Ficciones de Canal 7, el canal estatal argentino, contrató a su
hija para conducir un programa infantil. Pero este caso tiene
antecedentes: a Gerardo Sofovich, conocido presentador argentino,
lo embargaron en 1.500.000 dólares por la misma causa cuando se
desempeñaba al frente del canal, pero luego fue sobreseído.
Hay algo peor que un error, que es la
persistencia en el error. Y la soberbia de no reconocerlo. Gerardo
Sofovich fue embargado en US$ 1.500.000 y se le dictó prisión
preventiva en suspenso en primera instancia, aunque después fue
sobreseído, por haberse contratado a sí mismo cuando estaba al
frente de ATC, en 1992.
Desde el año pasado, el director de
Entretenimientos y Ficciones de Canal 7, Leonardo Bechini, produce
y repite ciclos propios como "Un cortado" y "De la
cama al living".
¿Una misma historia que se repite?
Desde estas páginas, más de una vez se
señaló tal anomalía, ya que al ser Bechini un agente público
-que todos los contribuyentes pagamos-, no debería maniobrar con
la misma autonomía que Tinelli y Adrián Suar, con sus
respectivas productoras particulares. Tampoco surge de manera
ostensible que Bechini goce de un talento tan indiscutible como
para que el Estado acepte sus constantes autoagasajos.
Ayer Bechini alegó que la elección de su hija
para conducir con otros tres menores un nuevo programa infantil
surgió de un casting. Con idéntico argumento, en 1991, Cris
Morena incorporó en "Jugate conmigo" a su hija Romina.
A su favor debe decirse que se trataba de una empresa privada
(Telefé) cuya pantalla, para más datos, manejaba entonces el
padre de Romina, Gustavo Yankelevich.
¿Es que no corre más esa saludable
disposición que impide a parientes directos de empleados de
empresas y organismos aspirar a ganar premios o puestos en una
competencia pública?
Si la niña Bechini es un valor estimable en
ciernes -y no hay por qué dudar de ello-, flaco favor le ha hecho
su padre al abrirle la puerta más inoportuna.