atvc
cuestiona al interventor en el comfer
11-FEB/2005
A continuación se transcribe la
solicitada firmada por la Asociación de Televisión por Cable
(ATVC), cuestionando algunas de las ideas que el Interventor en el
COMFER, Julio Donato Bárbaro, manifestó al matutino La Nación
el pasado domingo 6 de febrero (ver texto completo del reportaje
al final de la solicitada).
PARA EL
INTERVENTOR DEL COMFER
¿LA LEY NO EXISTE?
Inadmisibles.
Insólitas. Agraviantes. Es difícil elegir el calificativo que
mejor describe las declaraciones públicas del interventor del
Comité Federal de Radiodifusión, Julio Bárbaro, antes las
cuales la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC) no
puede menos que expresar su estupor y rechazo.
Resulta
inaudito que quien debe velar por el cumplimiento de la ley en
materia de radio y televisión, haga ostentación de una
arbitrariedad absoluta en el ejercicio de su función, y revele
explícitamente su vocación de interferir - ilegítimamente y con
fines extraños- en el mercado privado de los medios
audiovisuales.
En un
reportaje publicado el último fin de semana, el Interventor da a
entender, entre otros graves dislates, que la publicidad oficial
debe ayudar a determinados medios en perjuicio de otros, que los
límites legales a la cantidad de licencias de un operador son
irrelevantes o que los requisitos jurídicos y las condiciones
técnicas de las licencias no importan.
Un
espíritu de "desprecio a la ley" recorre toda la
entrevista: parece que el móvil a la hora de definir las
¿políticas? del organismo es el gusto personal del funcionario.
La paradoja es que quien debe velar por el cumplimiento de las
normas, abunda en argumentaciones para explicar su incumplimiento.
Que quien debe actuar como regulador, parece ocupar el rol de
abogado.
Incluso,
pareciera que lo que para un medio resulta ilegal para otro no:
afirma que determinadas empresas extranjeras tienen que
desinvertir por esa razón, pero que otras tienen que ingresar por
los mismos motivos. ¿Qué dice la ley? No importa. ¿Cuál es la
lógica? Ninguna. A menos que no se la haga pública.
Dentro de
esa catarata de excesos, llama la atención el persistente ataque
de Bárbaro a una industria en particular: la televisión por
cable, a la que llega a acusar de amenaza a la libre expresión.
La ATVC no puede menos que rechazar temeraria afirmación, cuando
justamente el cable nació en la Argentina para contrarrestar la
escasez de oferta televisiva abierta que existía en todo el
territorio nacional, principalmente en el interior.
Fue la TV
por cable la que permitió que más de 5 millones de familias
argentinas accedan a una mayor pluralidad de opciones informativas
y de entretenimiento, y así puedan salir del "corset"
que implica la TV abierta en numerosos puntos del país. ¿Cómo
puede hablarse livianamente de concentración cuando el cable es
justamente el único servicio que nació, creció y se desarrolló
en absoluta competencia, sin subsidios ni exclusividades? El
único cuyas licencias, al no afectar el espectro radioeléctrico,
no están sujetas a límites ni restricciones.
Las
alusiones de Bárbaro a nuestra industria resultan inaceptables.
Los dueños de los cables son todos conocidos y más del 70% del
país está servido por pequeñas y medianas empresas. Hoy esta
industria emplea a más de 14.000 familias en forma directa y
otras tantas de manera indirecta. La consolidación del sector es
un fenómeno mundial que responde a la racionalidad económica y
que ha redundado en una mejor calidad, mayor oferta de señales y
un creciente desarrollo tecnológico que posibilita servicios como
el acceso de alta velocidad a Internet, a través del cable
módem.
En lugar
de enorgullecerse por una industria presente en todo el país que
se prepara, a través de inversiones genuinas, como un prestador
alternativo de telecomunicaciones, se dedica a agredirla. Olvida
que el cable es por lejos el servicio más atomizado, que en las
principales ciudades compiten dos o tres operadores y que sólo en
la ciudad de Buenos Aires hay más sistemas de televisión paga
que canales abiertos privados. Olvida que tanto los grandes
operadores como los pequeños han sabido competir con reglas
claras, invirtiendo a su cuenta y riesgo y asumiendo sus
responsabilidades legales.
No ocurre
lo mismo en otros servicios de radiodifusión, pero ante cada
pregunta en la que se le señalan estas situaciones, el
Interventor elige el silencio o prefiere desviar la atención
hacia la televisión por cable. Así, no parece preocuparle que,
en otros sectores, haya actores que no respeten las normas, que
posean más licencias que las permitidas, que no satisfagan los
requisitos de nacionalidad o de solvencia económica, que no
puedan demostrar el origen de sus fondos, que incumplan o
pretendan incumplir las normas técnicas.
El cable
nunca puede ser una amenaza a la libertad de expresión. Es
básicamente una plataforma de distribución de contenidos, que
cumple su función social brindando todas las alternativas
posibles de información y entretenimiento. Más aún, ha sido un
actor fundamental en la producción de contenidos locales y
regionales. El cable tampoco es una amenaza para la televisión
abierta. Todo lo contrario: permite que los canales de aire se
reciban con calidad a lo largo y ancho del territorio nacional,
garantizando la diversidad que tanto parece preocuparle al
Interventor.
Pero la
diversidad no se promueve combatiendo al cable. Se defiende con
medidas concretas, como el llamado a concurso para nuevas
frecuencias de televisión abierta. Se defiende haciendo cumplir
las normas de multiplicidad de licencias de radio y televisión,
que el Interventor se ufana en relativizar. Para garantizar el
pluralismo, la sociedad no necesita la opinión personal de un
funcionario. Necesita que cumpla su función y haga cumplir la
ley, no que se convierta en un administrador de la publicidad
oficial usando los fondos públicos, que provienen del aporte de
los contribuyentes, para manipular la libre competencia.
El rol y
la participación del Estado están garantizados a través de los
medios públicos. No pretendiendo subsidiar y alterar
arbitrariamente el mercado privado.
¿Qué
motivaciones tiene el funcionario? ¿Qué busca al atacar al
único servicio que nació y creció por las demandas de la gente
y sin intervención estatal? ¿Por qué en lugar de agredirlo no
lo valora como proveedor de contenidos y como prestador
alternativo de telecomunicaciones? ¿Qué interés subyace en su
permanente relativización de las normas? ¿Por qué pretende
digitar a su antojo el mercado privado de medios? Son preguntas
que lamentablemente quedaron sin respuesta.
ATVC
Asociación Argentina de Televisión por Cable
Entidad que nuclea a más de 700 cableoperadores
de todo el país.
La
entrevista
Julio
Barbaro: "El manejo de la TV por cable es poder"
El
interventor en el Comfer alerta sobre los peligros que acechan a
la libertad de expresión si no se detiene el avance del monopolio
en la televisión paga y admite que el Gobierno sostiene económicamente
a los canales "que la sociedad necesita", como América
TV y Canal 9, hoy con dificultades financieras.
El
interventor en el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer),
Julio Barbaro, endurece su discurso al cuestionar la concentración
en el mercado de la televisión por cable. Lo dice en un año
electoral y agrega que el Gobierno está dispuesto a
"dispersar la propiedad" en la TV paga, hoy en manos
de dos operadores grandes -Cablevisión (Hicks-Liberty Media) y
Multicanal (Grupo Clarín)-, uno mediano en el interior
-Supercanal Holdings (Grupo Vila-Multicanal)- y otros operadores
chicos en el resto del país.
"Es necesario combinar la libertad de expresión con la
dispersión en la propiedad del cable. El gobierno no quiere
favorecer a ningún grupo de medios. Pero se corre el riesgo de
que, dada la facturación de la TV por cable, ésta termine
aplastando al resto del mercado. Si alguien concentrara el 80%
sería muy grave. Si no se detiene, el cable va a destruir a la
TV por aire", dice con su habitual registro elevado de voz.
Durante una extensa entrevista con LA NACION se rehusó a hablar
sobre la sociedad de Daniel Hadad, Marcelo Tinelli y Raúl
Moneta en Canal 9, evitó juicios fuertes sobre el mexicano
Grupo CIE que concentra siete de las 15 radios más importantes
del dial porteño y se dedicó, con ahínco, a fustigar la
concentración de la TV por cable. Agregó: "El conflicto más
grave hoy es Telefé. El canal más fuerte en la TV abierta
argentina es extranjero. Y el mayor operador de cable del país
también está en manos extranjeras."
Esta es una síntesis de la charla.
-¿Por qué habla de concentración cuando hay varios actores
en la televisión por cable?
-En la televisión abierta hay cuatro actores en Capital. En
radio, el mercado está repartido. Hay una división ideológica
y con varios actores. La distribución lograda en estos medios
no la hemos conseguido en el cable. El riesgo para la libertad
de expresión en la Argentina está en el cable, por la dimensión
en la facturación y por la concentración.
-¿Usted dice que en la Argentina el cable creció en forma
desmedida ante un Estado que hizo la vista gorda?
-Hizo la vista gorda porque en aquel momento parecía que la
rentabilidad del cable arrastraría al resto de la industria,
pero no fue así. Vamos a un detalle concreto: si el cable se
come la torta publicitaria, el aire entra en una debilidad tal
que casi se podría decir que desaparece.
-¿Por qué usted centra su batalla en la TV por cable si
tiene un sinnúmero de temas calientes sin resolver en este
organismo?
-Porque es el único riesgo de monopolio absoluto que tiene la
sociedad argentina. Por lo demás, si una persona tuviera tres
radios o dos canales de aire no llegaría al talón de un señor
que se quedara con el monopolio del cable. La TV por aire y la
radio son espacios limitados, mientras que el cable no tiene esa
limitación. En el capitalismo, el gran valor es la competencia
y en la Argentina hemos eliminado la competencia.
-¿Pero el gobierno también permite que, ya sea con licencia
o por acuerdos de explotación, otros empresarios acumulen
radios?
-Aquí nadie se quedó con un porcentaje significativo de los
oyentes. La concentración no llega al 10% de la audiencia.
Tenemos un universo de 10 millones de televisores, seis millones
de los cuales tiene TV por cable, el 60% del mercado. Súmele a
eso que ese 60% es el de más alto nivel de consumo, el de más
alto poder adquisitivo y tiene el más alto nivel de opinión.
Quien maneje esa audiencia ejerce un monopolio sobre la parte
que decide el país, tiene un peso económico y político
desmesurado.
-¿Se refiere usted a esa versión según la cual el Grupo
Clarín hizo una oferta por Cablevisión y Cablevisión respondió
que no vendía?
-Yooo....diría que es anterior, cuando se da la concentración.
Lo otro me parecen conjeturas. Cablevisión es una empresa en
conflicto. No puede ser que la empresa que más factura en la
Argentina no tenga interlocutores con el Estado.
-Pero el Comfer sabe que los dueños son Hicks-Liberty Media
(hoy VLG).
-Acá nunca se presentaron. Siempre se presentan a través de
abogados enojados. No hay interlocución de ningún tipo. Cuando
yo dije que no les iba a renovar la licencia pusieron el grito
en el cielo. Esa explotación se vence, sea complementaria o no.
Se da por diez años. El Estado tiene absoluto derecho de abrir
la competencia en el cable. Y donde no hay ningún cable, desde
ya está abierta la inscripción.
-¿Abrir la competencia es política del presidente Kirchner?
-Es la idea del Estado. El otro tema importante que nunca se tomó
en cuenta es la dependencia económica que esto genera. El
manejo de la grilla de la TV por cable es poder.
-¿Cuando convocaría el Gobierno a nuevos servicios
complementarios en TV por cable?
-Tenemos un conflicto con las cooperativas, dado que nosotros
nos hemos presentado a pedir que las cooperativas, las mutuales
y los credos tengan igualdad de oportunidades para la propiedad
en los medios y hoy no se puede. Otra cosa que voy a discutir es
que América TV (Grupo Avila-Vila-Manzano) ubique la antena de
forma tal que le llegue a la mayor cantidad de gente.
-¿Le va a autorizar finalmente a Avila el traslado de la
antena?
-Yo digo simplemente que estoy en favor de ese traslado como
estoy en favor de todas las repetidoras de canales gratuitos.
Tenemos que favorecer que lo gratuito se extienda para que lo
pago no esté sostenido sobre una injusticia. Hoy lo que
Cablevisión tiene ya atenta contra la libertad de competencia.
Si se juntaran Cablevisión y Multicanal no atentarían contra
la libertad de competencia, directamente la libertad no existiría
más. La dispersión de la propiedad hace a la libertad de
expresión.
-¿Qué puede decir de ese nuevo grupo de medios que
encabezan Daniel Hadad, Raúl Moneta y Marcelo Tinelli, que
tiene un canal de TV abierta, explota cuatro radios (dos
propias), dos portales en Internet y un diario?
-(Se ofusca y alza la voz) ¡Es que al lado del cable, no
existen! Lo que usted dice no tiene entidad. Son chusmeríos de
barrio. ¿Cuántas radios hay? Catorce o quince. Tres radios serían
en el mercado un porcentaje ínfimo. Nos interesa impedir la
concentración en todos los medios. Pero los riesgos de
concentración empiezan con más del 20% del mercado. Hay seis
radios en venta, de las importantes, a dos millones de dólares.
Eso es menos de lo que la TV por cable factura en dos días.
-¿Por qué el Gobierno sostiene con más publicidad oficial
a América TV y Canal 9 que a cualquier otro medio?
-Porque si el Gobierno no los ayuda, se caen. Si a América el
Estado no le tira limosna, el canal se cae.
-¿Cuál es la estrategia del Gobierno?
-La distancia en la magnitud de la facturación entre los
canales Telefé y Canal 13, y los canales 9 y América es muy
grande. Hay dos canales muy fuertes y dos muy débiles. Dos
canales en convocatoria, América TV y Canal 9, reciben
publicidad oficial porque no tienen posibilidad de sobrevivir en
el mercado. El Estado banca a los que se caen, porque si no nos
quedamos con dos canales y el cable se quedaría con todo. Así
como durante la crisis le dimos una mano al Grupo Clarín. En la
medida en que la situación cambie, el Estado tomará distancia.
Con el jefe de gabinete y los cuatro canales de Buenos Aires
estamos haciendo un proyecto de apoyo a la industria de la TV;
la idea central es disminuir la carga impositiva como en Brasil.
La industria televisiva tiene en la Argentina una carga del 30%.
Tenemos que buscar facilidades para la descarga de aportes
patronales y permitir el ingreso de equipamiento tecnológico.
El Estado no ayuda según el rating, sino que sostiene a los
canales que la sociedad necesita. Creo que, con la llegada de
Marcelo Tinelli, Canal 9 va a salvarse y, en tal caso, el Estado
sólo tendrá que seguir ayudando a América TV.
-¿Cómo logró un pequeño radiodifusor de Trenque Lauquen,
con una medida judicial en Junín, frenar el proceso de
transferencia de Radio Continental al español Grupo Prisa?
-Son esas absurdas jugadas de la justicia argentina, donde
aparece un juez que da una licencia de radio o TV. La medida del
juez es ilógica e irracional, apelaremos y se resolverá en 30
días. El Estado está haciendo lo posible para que se compita y
la industria encuentre un camino que sea rentable, que la TV por
cable no sea monopólica, sino competitiva. A la larga, el
objetivo es que el cable no se coma al aire y que además sea
nacional. Y, en tercer lugar que, en caso de ser nacional, no
sea monopólico.
-¿En qué plazo venderá Telefónica su canal de aire?
-La salida del default es decisiva. Después de ahí se podrá
pensar alguna cosa. También las empresas extranjeras que
pagaron 1000 dólares por abonado al invertir fueron
perjudicadas por la crisis. Eso lo respeto. Por otro lado, que 6
millones de argentinos tengan cable significa un aporte cultural
que yo no puedo negar.
-El empresario Héctor Ricardo García, dueño de Crónica,
recibió ofertas para vender el diario y el canal y, según
versiones, desde algún nivel del gobierno lo habrían
disuadido. ¿Puede contarme algo al respecto?
-Yo quiero a García, es uno de esos personajes que, si me lo
quitan, me falta algo. El drama es que el canal Crónica TV no
vale nada. En la TV por cable, la señal TN fue al canal 8 del
cable y Crónica TV al 63. En el canal 8, Crónica TV valdría
15 millones de dólares. Pero Cablevisión y Multicanal son los
dueños de la grilla.
-¿Recibe usted presiones? Y en tal caso, ¿de quiénes?
-Le diría que se reciben presiones en relación con los temas
que hemos hablado, pero no hay cosas ocultas. Hay tensión
porque todos los temas se discuten. Los grupos presionan, todos
lo hacen. Hay presiones lógicas del sistema económico y del
sistema político. Pero no hay cosas raras que me pidan a mí y
yo tenga que pedirles a los demás.
-¿Es cierto que el gobierno le ofreció ser embajador en
tres oportunidades?
-Sí, me llamó el jefe de gabinete y también el presidente, en
un caso. Pero me consultaron. La oferta de Australia o Rusia fue
la semana pasada. El quiere en las embajadas un grupo de gente
cercana que haga una determinada política. Primero fue París,
luego Cuba y, al final, estas últimas que le mencioné.
-Y no le pidieron que lo piense mejor?
-No. Dije que no en todos los casos. Me quedo.
Por Susana Reinoso
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