IV Cumbre Mundial de los Medios para Niños y Adolescentes: ¿Los medios son parte del problema o de la solución? 11-NOV/2004 En
la IV Cumbre Mundial de los Medios para Niños y Adolescentes se planteó
este dilema y la respuesta fue "las dos cosas". Según la carta
de Río de Janeiro, emitida durante este encuentro, los medios forman
parte del problema porque, en procesos de globalización que no han
resuelto acabadamente el problema social, surgen medios movilizados
exclusivamente por intereses comerciales, que ofrecen programación de
pobre calidad y que no dan cuenta de la diversidad cultural que enriquece
a la especie humana. Sin embargo, los medios también son parte de la
solución, porque pueden convertirse en herramienta de transformación. Forman parte del problema porque, en procesos de globalización que no han resuelto acabadamente el problema social, surgen medios movilizados exclusivamente por intereses comerciales, que ofrecen programación de pobre calidad y que no dan cuenta de la diversidad cultural que enriquece a la especie humana. Sin embargo, los medios también son parte de la solución, porque pueden convertirse en herramienta de transformación. La IV Cumbre, que tuvo como lema "Medios de todos, medios para todos", fue un espacio en el cual los asistentes podían realizar un zapping en vivo, ya que podían optar entre decenas de paneles variopintos, destinados a profesionales de los medios, productores, investigadores y docentes de los cinco continentes. La cumbre se constituyó en un foro en el cual quedó expuesto, una vez más, que los medios tienen papeles que hasta hace un tiempo asumían padres y maestros. Para un reto así, casi nunca están preparados. "La escuela, en general, tiene una actitud alérgica hacia los medios -comentaba, cafezinho mediante, Néstor García Canclini, investigador residente en México y uno de los xpositores principales-; lamentablemente, hay un desfase entre la formación de los docentes y las necesidades actuales de la sociedad. La mayoría de los docentes no comprende las oportunidades que le ofrecen los medios. Entonces, se establece una escisión grave entre la vida cotidiana y las obligaciones escolares". Sin embargo, agregaba que, en cierto sentido, la escuela "sigue proporcionando elementos para una mirada crítica, aunque son elementos anclados en experiencias históricas ajenas a los estudiantes. Se trata de recursos más tradicionales de la cultura, de instrumentos del pensamiento crítico que pueden ser aplicados también en el campo mediático o en todo tipo de experiencias juveniles". Mientras que los medios se inmiscuyen en la privacidad hogareña, los sistemas educativos continúan con tibias aproximaciones, muchas veces respondiendo a iniciativas que no promueven miradas críticas, sino, más bien, segundas versiones de remanidos formatos. "Necesitamos renovar la conversación entre medios y escuela -afirmaba Canclini-. Es preciso que la radio y la televisión nos cuenten diariamente el mundo, que Internet nos siga haciendo más cosmopolitas, pero sólo una educación de largos años es capaz de agudizar nuestros oídos al murmullo de la historia que resuena entre las discontinuidades y fragmentaciones del instante, para entender cómo se ha formado esta compleja interculturalidad globalizada, con sus conflictos y promesas. La educación formal necesita las pantallas de la televisión y la computadora para vincularse con la vida cotidiana de los estudiantes. Sólo así, puede habilitarlos para el futuro. Pero ni el control remoto ni el mouse alcanzan para organizar la diversidad cultural ni desarrollan opciones inteligentes de vida". En la Carta de Río no sólo se presenta un cuadro de situación, sino que se incluyen propuestas destinadas a comprometer a gobiernos, empresas de comunicación, comunicadores, anunciantes y publicistas, escuelas y universidades, educadores e investigadores, organizaciones de la sociedad civil, consumidores de los medios y familias. Es el modo de garantizar alianzas más amplias entre estos diversos actores. Entre las propuestas, se destaca la necesidad de promover tanto la formación constante de profesionales de la comunicación como la de niños y adolescentes, para la recepción crítica y la apropiación de técnicas de producción. Se bregó por el fortalecimiento de los sistemas públicos de comunicación y por la apertura de espacios para pequeñas producciones. Un capítulo especial merece, para nuestro país, el punto que sugiere la ampliación de la cantidad, calidad y diversidad de los medios dirigidos a niños y adolescentes, así como la necesidad de contar con representación auténtica de niños y adolescentes en los medios, considerando su diversidad cultural, social, étnica, de género y religiosa, con atención especial a las personas con deficiencias. Entre las conclusiones del encuentro, se señala la importancia de mejorar los criterios de calidad, y de conciliar educación con entretenimiento y se indica (una vez más) que los anunciantes no deben financiar programas considerados de baja calidad. El
documento subraya la necesidad de promover mayor diálogo entre
investigadores y productores de medios y la urgencia de poner en práctica
las responsabilidades sociales que los medios de comunicación deben
asumir. Los
medios, que basan su éxito en renovar la excitación que produce lo
nuevo, nos muestran presentes que al instante siguiente se tornan
obsoletos, evanescentes. Esta nota pretende ser un llamado de atención sobre la responsabilidad que compete a los medios, pero también a las escuelas, a los gobiernos, a las familias, acerca de la oportunidad de participar en la concepción de ese mañana menos light y más solidario, que tenga en cuenta los diferentes modos de ser, de pensar y de sentir de la especie humana. Si
no perdimos la imaginación, aún tenemos oportunidad de lograrlo. Fuente: medioslatinos.com |
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