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LA NACION: "EL COMFER JUEGA A LAS ESCONDIDAS"

29-AGO/2005

Las cifras que brinda sobre su labor confunden

En una carta de lectores, publicada en este diario el lunes 18 de julio último, el abogado Norberto Jorge Pereyra sostuvo que, de acuerdo con el descargo que hizo el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) ante la Defensoría del Pueblo, debido a una denuncia presentada por él, el 25 de abril último, por la cual reclamaba por la conducta del organismo al "omitir aplicar y ejecutar sanciones a las empresas televisivas por sus reiteradas infracciones a las normas de la ley 22.285 [la que regula la radiodifusión en nuestro país] y su reglamentación, especialmente en lo que hace a la protección de la salud moral de los menores...", el Comfer expresó que desde noviembre de 2002 a diciembre de 2004, se aplicaron multas a los canales por un total de 3.131.250 pesos, datos que no guardan coherencia con las cifras que brinda el mismo organismo a LA NACION en un mail que recibimos el miércoles último.



En esa comunicación por correo electrónico, el doctor Claudio de Cousandier, de la Dirección de Fiscalización y Evaluación del organismo, informa que las resoluciones firmadas por infracciones cometidas por los canales de televisión por aire y los de cable generaron, desde noviembre de 2002, hasta junio del presente año (cuyo cómputo se realiza trimestralmente), una deuda que asciende a los 2.058.590 pesos. El mismo funcionario nos explicó telefónicamente hace unos días que una información publicada semanas atrás por el diario Crónica, que daba cuenta del porcentaje discriminado de infracciones que se habrían verificado en los cinco canales de televisión por aire de Capital, era incorrecta y que dicha información no había salido oficialmente del Comfer, dado que la política actual del ente gubernamental, desde que lo dirige el interventor Julio Bárbaro, es no brindar a los medios esta información discriminada.

El motivo: la metodología que prefieren manejar las actuales autoridades del Comfer para cumplir con su misión -entre otras, supervisar y controlar que la programación y el contenido que emiten los canales sea la apropiada especialmente en horarios de protección al menor-, es convencer a los responsables de las emisoras de mantener una actitud responsable de autorregulación al respecto, en lugar de aplicarles medidas punitivas. La publicidad de la cantidad de transgresiones que realizan los canales a las normas, antes de que ellas se hayan convertido en sanciones firmes, según expresan las autoridades del organismo, complicaría la labor de persuasión que, según sostienen ellos, realizan a diario con directivos y productores de los canales.

Resultados a medida

La aplicación de este criterio que le expresaron, si en forma coherente en reiteradas oportunidades a LA NACION algunos funcionarios del organismo (el interventor Julio Bárbaro, el doctor Juan José Ross, director nacional de Supervisión y Evaluación y el mencionado De Cousandier) al parecer les daría mejores resultados que la actitud de aplicar la ley a rajatabla.

Prueba de esto serían las estadísticas del año en curso (ver infografía), según las cuales desde los primeros meses la cantidad de infracciones subió de manera sostenida, hasta alcanzar un pico en los meses de abril y mayo, para caer abruptamente a menos de la mitad en junio, mes en el cual se desplegó la iniciativa que llevaron adelante el Fondo Nacional de las artes y más de 60 academias y entidades en pos de mejorar la calidad de los contenidos televisivos. Según la visión del Comfer, el clamor de la sociedad civil más su tarea de convencimiento serían las que originan estos resultados en los que se advierte una toma de conciencia de los responsables de los canales por autorregularse sin necesidad de multas.

Mora incobrable

Por otro lado, la presión de las multas en la práctica no existe. Según lo que explican los funcionarios del Comfer, el mecanismo de cobro efectivo de ellas es demasiado dilatado en el tiempo, lo cual no significa que el organismo no lo aplique de todos modos. Desde que se detecta la posible infracción, empieza a funcionar un proceso de distintas instancias que pasan por controles internos que verifican si el criterio para aplicar la sanción es válido. Acto seguido, se notifica a la emisora. Esta tiene una instancia de descargo que el Comfer evalúa si acepta o no. En caso negativo, las emisoras pueden apelar a la Secretaría de Comunicaciones. Si ésta mantiene el criterio de su organismo de control, quedan las distintas instancias judiciales. "El fuero donde se litiga esto es el contencioso administrativo, el mismo donde se dirimen los amparos del corralito. Por lo tanto, es un fuero que actualmente se encuentra virtualmente colapsado por el volumen de trabajo que debe atender. El proceso dura años, por lo cual no es ilógico que desde el 2002 hasta ahora no haya sentencias firmes", sostiene el doctor Ross, y explica esta cuestión. El mismo funcionario aclara que el mecanismo de negociación que antes se utilizaba de canjear la deuda de los canales por publicidad oficial no rige más por ley y que no hay intenciones por parte de este gobierno de volverlo a poner en práctica, aunque nos encontremos en un año electoral.

Frente a este panorama, no surge claramente la utilidad que cumple el Comfer como organismo regulatorio. Si bien la actividad que realiza genera estudios e iniciativas interesantes en el campo académico, cultural y de las relaciones públicas, cuando uno pretende resultados concretos sobre su labor de control, los números no responden.

Multas

Según el Comfer, las multas acumuladas desde el 2002 hasta ahora suman:

TV por cable:
901.270 pesos

TV por aire: 1.157.320 pesos

Total: 2.058.590 pesos

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