FOPEA
PIDE RESPONSABILIDAD A MEDIOS Y PERIODISTAS ANTE LA COBERTURA
DEL CASO ANGELES RAWSON
18-JUN/2013
El Foro de
Periodismo Argentino (FOPEA) quiere realizar un profundo llamado
a la reflexión a los directivos de medios y a los periodistas en
general por lo que fue la intensa cobertura durante los últimos
días del crimen de la joven Ángeles Rawson, asesinada el pasado
lunes 10 de junio en la Ciudad de Buenos Aires.
Durante la semana
hubo una cobertura mediática incesante, con horas de trasmisión
en vivo por parte de canales de televisión y radio, como también
en medios gráficos y de Internet. Muchas veces para cubrir esas
cantidad de horas al aire, los medios incurrieron en una serie
de prácticas cuestionables desde el punto de vista ético y
periodístico. Se lanzaron sospechas y hasta acusaciones contra
trabajadores del CEAMSE y la propia familia de la víctima, sin
tener certezas de lo que se estaba “informando”. Se recurrió a
personas contactadas en calidad de especialistas, algunos con
sobrados títulos al respecto pero otros que volcaban sus
opiniones de manera audaz y poco rigurosa, basándose en
supuestos datos a los que ni siquiera se había accedido en forma
directa.
La trasmisión casi en cadena por decenas de horas de los canales
de noticias también redundó en ese tipo de prácticas
especulativas que incluso le ponían nombre y apellido a los
supuestos asesinos. Esas horas de trasmisión permanente exigían
a los periodistas y, en particular, a quienes tenían que
realizar la cobertura en la calle a tener que extender todo el
tiempo necesario los pocos datos con los que se contaban. Y, si
bien, la posible justificación que podrán buscar los
responsables de esas trasmisiones sea que la audiencia acompañó
esa cobertura, con números de rating muy altos, y que no podían
correrse de esas prácticas porque los canales de la competencia
mantenían permanentemente ese tema, esas explicaciones no
alcanzan para no hacer un ejercicio de autocrítica con respecto
a qué tipo de cobertura se le da a un caso como el referido. Y
más cuando se incurre en prácticas de revictimización de la
propia víctima o de su entorno más cercano.
Por otro lado, algo que sin duda coadyudó a este panorama fue la
sobreutilización de fuentes anónimas que en muchos casos fueron
presentadas como “fuentes de la investigación” pero que en
definitiva aportaron datos erróneos y contradictorios,
potenciando la confusión y la espectacularidad casi morbosa al
caso.
Por todo ello FOPEA quiere hacer un profundo llamado a la
reflexión a medios y periodistas, tal como lo hizo en ocasiones
anteriores como fue en el caso de Candela Rodríguez, en el de la
publicación de fotos de la modelo fallecida Jazmín De Grazia, en
el asesinato de Nora Dalmasso, en el suicidio televisado del
“Malevo” Ferreyra (como en otros suicidios) o en la cobertura
irresponsable de hechos de tomas de rehenes.
En todos esos casos, el llamado a la reflexión por parte de
FOPEA no fue realizado con ánimo condenatorio sino constructivo,
a partir del convencimiento de que la información no debe
cumplir la misión de ser una simple mercancía, sino que debe ser
entendida como un bien social, siendo tratada en forma
respetuosa hacia quienes están involucrados en la misma, como
también hacia los ciudadanos que reciben esa información.
En ese sentido, nos basamos en varios artículos contenidos en el
Código de Ética de FOPEA, como son:
1. Los periodistas que integran FOPEA se comprometen a buscar la
verdad, a resguardar su independencia y a dar un tratamiento
honesto a la información.
2. Son objetivos irrenunciables para el periodista el rigor y la
precisión en el manejo de datos con el fin de alcanzar una
información completa, exacta y diversa. La distorsión deliberada
jamás está permitida.
5. El buen gusto es un valor periodístico, por lo que la
curiosidad escatológica, la estridencia innecesaria y la
morbosidad son actitudes a evitar.
17. Ninguna noticia justifica poner en riesgo una vida. En las
coberturas periodísticas de tomas de rehenes, el periodista no
obstaculizará la tarea policial y judicial, y dejará que
exclusivamente los funcionarios públicos se ocupen de resolver
la situación.
31. El periodista debe rectificar la información difundida, en
el caso de que así correspondiera.
32. El periodista debe respetar la privacidad de las personas.
Sólo cuando se viera afectado un bien o valor público por un
aspecto relacionado con la intimidad de una persona, puede
prevalecer el derecho a la información de los ciudadanos por
sobre la privacidad de un particular.
35. En toda información debe respetarse el principio
constitucional de inocencia de cualquier persona mientras una
culpabilidad no hubiera sido probada judicialmente. Los
pronunciamientos de las fuentes policiales no son suficientes
para determinar culpas ni siquiera cuando tienen la forma de
comunicados oficiales.
37. En el caso de que víctimas de tragedias o incidentes, o sus
familiares y allegados, prefirieran no exponerse a la prensa,
debe respetarse su posición y evitar difundir imágenes o sonido
del momento en el que rehúsan la requisitoria periodística.
Una vez más, FOPEA insiste que para evitar estas cuestionables
prácticas es fundamental que en los medios de comunicación, por
el trascendental rol social que cumplen, exista una
autorregulación a partir de la creación de sus propios Códigos
de Ética (sin injerencia de ningún poder externo), con
participación en su elaboración por parte de los propios
periodistas que allí desarrollan su tarea y que sea de conocido
y accesible para sus audiencias.
Fuente: Fopea
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