medios
mexicanos firman acuerdo para la cobertura informativa de la
violencia
28-MAR/2011
En el marco de la
segunda edición de Iniciativa México, más de medio centenar de
directivos de medios de comunicación del país se han unido en un
gran acuerdo nacional para proteger a los reporteros que cubren
a diario informaciones relativas al narcotráfico.
México es considerado el país más peligroso de Latinoamérica
para el ejercicio del periodismo y uno de los más peligrosos del
mundo, con seis profesionales asesinados y ocho secuestrados en
2010, según Reporteros sin Fronteras. Las cifras del país azteca
son tan escalofriantes como 61 periodistas cayeron asesinados
desde 200 o nueve desaparecidos desde 2003. Con el objetivo de
frenar la escalada de la violencia contra los informadores,
medios, académicos, organizaciones sociales y civiles,
universidades y empresarios firmaron el Acuerdo para Cobertura
Informativa de la Violencia el 24 de marzo.
Este convenio es el primero de Latinoamérica que incluye la
creación de un órgano ciudadano de observación, que garantice su
cumplimiento y que elabore informes periódicos sobre el
seguimiento de los medios a los criterios editoriales
establecidos en el mismo, aunque será cada medio el que defina
sus propios procedimientos para verificar el cumplimiento del
acuerdo. Se trata de un hito en la historia de México, con más
de cincuenta directivos de medios de comunicación unidos por la
seguridad de sus trabajadores, especialmente la de aquellos que
trabajan en los estados del norte y centro del país.
El documento también está respaldado por más de 45
representantes de organizaciones sociales y civiles, como la
Asociación Alto al Secuestro de Isabel Miranda de Wallace, Causa
en Común de Maria Elena Morera, Artículo 19 para México y
Centroamérica, A favor de lo mejor en los medios, el Consejo de
la Comunicación, el Consejo Coordinador Empresarial, el Consejo
Mexicano de Hombres de Negocios y American Chamber of Commerce;
y más de 250 periodistas, académicos, intelectuales, y
empresarios, entre los que se encuentran Emilio Álvarez Icaza,
Tristán Canales, José Cárdenas, José Carreño, Rolando Cordera,
Valentín Díez Morodo, Claudio X González Laporte, Carlos
Elizondo Mayer-Serra o Rafael Zaga Kalach.
El Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia
recuerda que su firma de "no significa que (los medios de
comunicación) renunciemos a nuestra responsabilidad de
cuestionar la efectividad de la acción gubernamental contra el
crimen organizado".
LOS OBJETIVOS DEL ACUERDO
Proponer criterios editoriales comunes para que la cobertura
informativa de la violencia que genera la delincuencia
organizada no sirva para propagar terror entre la población sin
demérito de la independencia editorial de cada medio y
establecer mecanismos para la protección de los periodistas y de
la identidad de las víctimas de esta violencia
LOS CRITERIOS EDITORIALES DEL ACUERDO
1) Tomar postura en contra.
Los medios debemos condenar y rechazar la violencia motivada por
la delincuencia organizada enfatizar e impacto negativo que
tiene en la población y fomentar la conciencia soda en contra de
la violencia. Bajo ninguna circunstancia los medio debemos
justificar las acciones y los argumentos de los grupo
criminales.
2) No convertirse en vocero involuntario de la delincuencia
organizada.
Los medios debemos omitir y desechar la información que provenga
de las organizaciones delictivas con propósitos propagandísticos
y no convertimos en instrumento o en parte de los conflictos
entre grupos de la delincuencia. Debemos evitar usar el lenguaje
y la terminología que emplean los delincuentes y no propiciar
que se conviertan en héroes públicos.
3) Dimensionar adecuadamente la información.
Presentar siempre este tipo de información con su contexto
correcto, en justa medida y según su importancia. Explicar Cuál
es el tamaño y la situación real del problema, cómo afecta la
sociedad, así como, establecer criterios para determinar en qué
posición se debe ubicar la información vinculada a la
delincuencia organizada y para la difusión de imágenes y
fotografías de actos de violencia y terrorismo.
4) Atribuir responsabilidades explícitamente.
La información que se difunda sobre la delincuencia organizada
debe asignar a cada quien la responsabilidad que le corresponda
sobre los hechos de violencia. En caso de que alguna acción del
Estado en el combate a la delincuencia organizada caiga en
excesos, esté fuera de la ley o viole derechos humanos, siempre
habrá que consignarla y denunciar el ejercicio indebido del
poder.
5) No prejuzgar culpables.
Los medios debemos manejar siempre la información de los
detenidos presentados por las autoridades bajo el supuesto de
que los involucrados son inocentes en tanto no cuenten con una
sentencia condenatoria o estén confesos.
Asimismo, los medios exigiremos información oportuna y veraz
sobre las detenciones y en general sobre la actuación del
gobierno en sus acciones e investigaciones sobre la delincuencia
organizada.
6) Cuidar a las víctimas y a los menores de edad.
La información que los medios presentemos debe respetar los
derechos de las víctimas y de los menores de edad involucrados
en hechos de violencia. Nunca debe darse información que ponga
en riesgo su identidad.
7) Alentar la participación y la denuncia ciudadana.
Los medios debemos promover que la ciudadanía denuncie a los
delincuentes y participe dentro de su ámbito en la prevención
del delito y la reducción de la violencia.
8 ) Proteger a los periodistas.
Cada medio debe instituir protocolos y medidas para la seguridad
de sus periodistas y reporteros al cubrir la información
proveniente de la delincuencia organizada.
9) Solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra
reporteros y medios.
En caso de que algún reportero o medio de comunicación sufra
amenazas y acciones del crimen organizado para influir en su
línea editorial y contenido informativo los demás medios debemos
solidarizamos en contra de estas presiones.
10) No interferir en el combate a la delincuencia.
Los medios no debemos difundir información que ponga en riesgo
la viabilidad de las acciones y los operativos contra la
delincuencia organizada o que comprometan la vida de quienes la
combaten o la de sus familias. Esto no implica que los medios
dejemos de dar seguimiento al tema ni tampoco renunciar a
cuestionar la efectividad de la acción gubernamental contra el
crimen organizado.
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