ATVC:
“El
Gobierno pretende digitar qué tenemos qué ver y en qué orden”
08-SEP/2010
Así se titula el comunicado difundido esta tarde por la Asociación Argentina de Televisión por Cable, en virtud de la
Resolución 297 de la AFSCA que obliga a los servicios de TV paga no solo a ordenar los canales por género, sino también a incluir nuevas señales. Tal es el caso de CN23 del impresentable Sergio Bartolomé Szpolsky, que ni siquiera posee estudios propios (¿que pondrá éste en la carpetita que exige la Resolución 173 de la AFSCA?).
El texto completo del comunicado de ATVC es el siguiente.
La nueva resolución de la Autoridad Federal, sobre el ordenamiento de la grilla, implica una nueva intervención en la libertad de elección de contenidos y de oferta de los mismos. Esto aplica sobre los servicios de televisión por cable de forma arbitraria y afecta a la calidad de los mismos.
A través de la publicación en el Boletín Oficial de la resolución 297/2010 firmada por Gabriel Mariotto, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), se establecen las pautas para el ordenamiento compulsivo de las grillas a partir del 1° de Octubre.
La medida obliga a todos los servicios complementarios de radiodifusión a ordenar sus grillas en los canales 2 a 15, ubicando las señales de noticias, las señales del Estado y los Canales abiertos Locales.
Esta resolución repite una medida dictada en 2008 por el COMFER y que ya ha sido declarada inconstitucional. Tanto antes como ahora se trata de una invasión y agresión a la libertad de elección y de intervención en la oferta disponible de contenidos.
Por otra parte, es absurdo intentar reglamentar un artículo que no se encuentra vigente. El art. 65 de la reciente Ley 26.522, referido a los contenidos de la programación, está suspendido por la Justicia a partir de la presentación de Asociaciones de Consumidores, entre otros fallos.
Se trata de un nuevo atropello que tiene como claro objetivo beneficiar a los canales oficiales y a los canales amigos del Gobierno.
En definitiva la norma persigue el objetivo político de controlar los contenidos de los medios de comunicación, como vehículo para incidir sobre la capacidad de discernimiento de la sociedad. La libertad no precisa de guías, sí de reglas claras. Si se actúa acotando los espacios, se cercena el debate y se limita el desarrollo social.
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