La
TV por cable pide que la nueva ley "mire los medios en funcion
de la sociedad"
01-oct/2009
La Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC) publicó una solicitada dirigida al Honorable Senado de la Nación, titulada "La Televisión por Cable ante el Proyecto de Ley de Medios", donde describe los aspectos que a su entender atentará contra este sector de la industria de los medios de comunicación social.
El siguiente es el
texto completo de la solicitada publicada en los principales
periódicos de alcance nacional.
Conforme avanza el debate sobre el Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sale a la luz nuevas contradicciones y falencias que no fueron o no quisieron ser advertidas oportunamente.
La industria de la televisión por cable está respaldada por 45 años de trabajo y un fuerte compromiso con sus comunidades. Sin embargo ha sido la más agredida en este debate, pese a su inversión real, la diversidad de contenidos que brinda y su aporte a la inclusión digital.
Argentina es el tercer país en penetración de cable, con una diferencia sustancial frente al resto: cuenta con una industria diversificada y en competencia. Dónde otros países tienen unas pocas empresas, aquí hay más de 700. Tanto las Pymes como las grandes compañías vienen apostando a un desarrollo sin subsidios ni exclusividades, a pura inversión de riesgo.
Aquí y en el mundo, los operadores se consolidan y establecen alianzas para costear las cuantiosas inversiones en digitalización, nuevas tecnologías y banda ancha. El principal grupo de cables de Argentina tiene un 47% de participación, porcentaje menor a los líderes de Chile (68%), Perú (82%), Venezuela (50%), Brasil (48%), España (57%), Colombia (50%), Francia (65%), Alemania (52%) y Reino Unido (50%), entre otros.
Esta construcción genuina, que la ley ataca y pretende atomizar en su artículo 45, es la que permite a los cables sostener una verdadera red alternativa para competir con servicios que hoy están en monopolio o altamente concentrados, como los de telefonía o Internet. Pero más aún, es la que permitirá avanzar en la digitalización, multiplicadora de la diversidad de contenidos.
Es la televisión por cable la que permitió que 6 millones de familias argentinas accedan a una mayor pluralidad de opciones informativas, con un precio por debajo del promedio de la región. Es el único servicio cuyas licencias, al no usar espectro radioeléctrico, no deben estar sujetas a restricciones y manos arbitrarias.
Con cables pobres y fragmentados seguiremos teniendo redes atrasadas, con pocos canales que terminarán siendo los que el Gobierno decida. Con cables fuertes, de todos los tamaños, podremos llegar hasta los 150 y aún los 300 canales, con la producción audiovisual que eso genera. Y también acceder a una Internet más veloz y más barata.
No sólo las telefónicas, las cooperativas monopólicas de servicios públicos son una amenaza para los cable Pymes. Esto fue reconocido por el Congreso Nacional hace cuatro años, cuando la ley estableció precisas condiciones para el ingreso de las cooperativas. Condiciones que ahora se pretenden borrar (Art. 30).
El cable hizo realidad la digitalización antes que el Estado. Genera empleo calificado: es de las únicas industrias que en los últimos años no produjo despidos sino incorporaciones. Igual que las señales que alimentan su grilla y que ahora quieren ser desarticuladas.
La ley de la democracia debe ser mejor que la de la dictadura. Debe mirar los medios en función de la sociedad y el beneficio general. Y en el caso del cable, en lugar de ponerle trabas, debe permitirle seguir siendo pionero en el continente. Con el protagonismo de empresas nacionales sólidas, que sigan garantizando la diversidad, la innovación tecnológica y la multiplicidad de voces.
El país requiere una verdadera Política de Estado que tienda al fortalecimiento de la industria audiovisual argentina y de la sociedad del conocimiento.
Postura de ABT
El representante de la
Asociación Bonaerense de Televisión, Daniel Celentano, describió “la falta de consideración del rol de los Cables del interior, en mi caso de la Provincia de Buenos Aires, a las comunidades. Desde la producción de contenidos que afirman la identidad y expresan la cultura, hasta el constante aporte impositivo en cada una de nuestras localidades”.
La mención al tema impositivo fue también el disparador para señalar “esta ley no contempla la realidad de las PyMES y las deja a merced de los monopolios de las Cooperativas, que tienen exenciones impositivas, lo cual constituye una discriminación para competir. También nos deja a merced de un monopolio satelital, hoy aliado con una telefónica, el cual de hecho no TIENE LIMITES DE LICENCIA dado que brinda servicio en todo el país. El servicio de Televisión Satelital, Direct TV, es hoy el real monopolio resultado de esta ley. Una empresa, una sola empresa, puede dar cobertura total nacional, sin contenidos locales, sin regulación de producción nacional, peor aún, sin pagar impuestos en las localidades. Más ventaja o más monopolio
imposible” concluyó.
A continuación, Fabián Alegre destacó “es preciso contemplar las PyMES del Cable, es preciso dar un espacio de reconocimiento a las inversiones realizadas y considerar que si una empresa opera en una o dos ciudades de no más de 10.000 hogares, esa empresa no puede competir con una Cooperativa monopólica o con una empresa de características económicas dispares. La protección de la palabra es también la protección de las PyMES. El interior del interior fue la génesis de la televisión por Cable, hoy es el gran olvido de este Proyecto de Ley. Señores Senadores: debe salvarse este error”, concluyó.
A su turno, una representante de las Radios adhirió sobre el valor de la palabra y la peligrosidad de la concentración, cito “son las cooperativas las que nos cortan la luz, las que nos facturan diez servicios sin consultar. Si los medios son de las Cooperativas, quién será el dueño de la palabra, dónde estará la posibilidad de expresión y de
queja”.
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