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una productora de contenidos maneja la imagen k

17-ABR/2006

El diario Perfil reveló que el gobierno de Néstor Kirchner trabaja desde su asunción con una empresa realizadora de contenidos audiovisuales y publicitarios, que controla todo lo que se muestra del presidente argentino en la TV. Obsesionado por la imagen, el vocero presidencial contrató a esta empresa en 2003 para que filme las actividades del mandatario y las transmita vía satélite a la Casa Rosada, donde eran editadas y retransmitidas a los distintos canales de TV.


Se garantiza así el control total sobre las imágenes televisadas de Kirchner. Sus facturas son pagadas a través de la agencia noticiosa estatal Télam, la voluminosa caja que maneja la secretaría de Medios para comprar publicidad. La presencia de esta empresa ya despertó el recelo de los empleados del canal estatal de TV, a quien tradicionalmente le correspondió el registro de la actividad presidencial y en quien Kirchner parece no confiar. 

Los secretos de Estado son así, inexpugnables. Las democracias avanzadas los utilizan como método para impedir la difusión de episodios que puedan provocar conmoción en la sociedad. La lista de secretos suele estar acotada a un puñado de temas sensibles y estratégicos: enfermedades presidenciales, espionaje político, preparativos bélicos, gestación de programas económicos, rencillas de Gabinete, alquiler de voluntades judiciales y parlamentarias, renuncias forzadas y cuestiones de alcoba. En la Argentina, sin embargo, el Gobierno sumó un nuevo rubro a los secretos del Estado K: los voluminosos gastos de la Secretaría de Medios y los de la vocería presidencial.

Hace dos semanas, la imagen del presidente Néstor Kirchner se multiplicó en pantallas gigantes colocadas justo al frente de la Casa Rosada. Orientada hacia el corazón de Plaza de Mayo, la inesperada presencia virtual del mandatario -que ofrecía un discurso rutinario en la sede del Gobierno- sorprendió a los oficinistas que apuraban el paso hacia sus hogares. Se conocieron pocos detalles sobre los motivos de semejante despliegue. El acto público virtual adolecía de antecedentes y su concreción no figuraba en la agenda del día. Una voz cercana al despacho presidencial explicó: "Es una prueba piloto para ver cómo reacciona la gente. Es probable que la escena se repita varias veces de acá hasta el 25 de mayo". En el calendario del Gobierno, la fecha patria está marcada como un día especial: esa jornada se realizarán actos en homenaje a los tres años de Kirchner en el poder. Como es habitual, los gestos del mandatario serán registrados y transmitidos por los modernos equipos de filmación de La Corte, la intrigante productora que tiene un contrato exclusivo para filmar y difundir la imagen televisada del Presidente.


La firma

Inscripta en diciembre de 1994, La Corte SRL declara ser una "productora de filmes y videocintas" vinculada a la realización de cortos publicitarios y la producción de programas de tevé. Fundada por Pablo Monzoncillo, la sociedad dio sus primeros pasos filmando audiovisuales de presentación para empresas. Sus trabajos fueron ganando reputación con la incorporación de tecnología de punta en las consolas de edición. Pionero en utilizar equipos de efectos especiales en las filmaciones publicitarias, Monzoncillo no tardó en encontrar su nicho, la post producción, un área que quedó al mando de su hermano arquitecto, Daniel.

Entre aviso y aviso, La Corte hizo pie en la pantalla chica con la realización de producciones para Canal 9 y ATC. En 1995 la firma montó la señal de Canal Rural, primer mojón de la productora en la grilla de la tevé paga. Hacia finales de la década, la pyme familiar construyó dos estudios en Chacarita -desde allí se emite la señal especializada El Gourmet.com- y desarrolló su servicio de transmisión satelital, un área que resultaría clave para anudar negocios con el Gobierno K.

Los primeros contratos entre La Corte y Presidencia se remontan a los días iniciales de Kirchner en el poder. Obsesionados por la imagen, el vocero Miguel Núñez contrató a la sociedad para que filmara las actividades del mandatario y las transmitiera vía satélite a la isla de edición de la Casa Rosada, donde las filmaciones eran editadas y retransmitidas a los distintos canales de televisión. El sistema garantizaba el control total del vocero sobre las imágenes televisadas del Presidente, pero tenía su costo: La Corte cobraba honorarios por un trabajo que hasta entonces hacía el personal de Canal 7. ¿Por qué el Gobierno decidió pagar a una firma privada por un servicio que se hacía desde la emisora estatal?

Un ex funcionario de la Secretaría de Medios lo explica así: "La transmisión satelital de La Corte tiene mejor calidad que la del canal. Por otro lado, es muy engorroso trasladar los viejos equipos del siete. Y por cuestiones gremiales hay que pagar más en gastos de personal".

La tercerización de las filmaciones oficiales provocó encontronazos con representantes sindicales del canal. Cámara al hombro, Monzoncillo es un pasajero frecuente de la comitiva oficial. Durante un viaje del Presidente a Brasil, Núñez impidió que un ayudante de Canal 7 se subiera al Boeing 727 alquilado para la ocasión. El argumento del vocero fue inapelable: "No hay lugar, y ya tenemos quien filme", dijo. Monzoncillo viajó, mientras que el ayudante se quejó por el maltrato.

Contactos

Las quejas de la comisión interna no modificaron las cosas. Con el paso del tiempo, La Corte afianzó su relación comercial con Núñez y anudó contactos con el enemigo interno del vocero, el secretario de Medios, Enrique "Pepe" Albistur. Las relaciones paralelas persiguen, claro, una sencilla lógica comercial: si bien Núñez fue el que los contrató, Albistur es el que paga las facturas a través de la agencia Télam, la jugosa caja de la publicidad oficial.

Fiel a Núñez, Monzoncillo alimenta su relación con Albistur a través de Juan Carlos Demarco, un ex gerente de Télam devenido en bolsero de publicidad a través de la empresa Rodear. La relación entre Demarco y La Corte consta en papeles: su hijo Martín es socio de Monzoncillo en Prensa Satelital, una firma satélite de la productora.

Consultado por PERFIL, Demarco padre prefiere jugar a las escondidas: "No tengo nada que ver con La Corte".
-Sin embargo, Rodear y Prensa Satelital figuran en la guía con la misma dirección: Paraguay 755, piso 4.
-No puede ser. Prensa Satelital nunca funcionó acá.
-¿Conoce a Martín Carlos Demarco, quien aparece como socio de Prensa Satelital?
-Es mi hijo. Tiene 31 años y trabaja desde los 17.
-Ellos trabajan para la Presidencia. Y el contrato lo paga Télam, donde usted trabajó durante 2003 ¿Hizo alguna gestión para que los contrataran?
-No, ninguna. No tengo nada que ver con eso.
-En la agenda de audiencias de la Secretaría de Medios figuran varias visitas suyas a Alejandro Lenzberg, el segundo de Albistur...
-Nuestro trabajo es conseguir publicidad. Tengo como clientes a varios organismos del Estado. Nosotros les presentamos las propuestas y a veces nos dan bolina, otras no. Sobre lo demás le sugiero que hable con Monzoncillo.
A tono con el padre de su socio, el titular de La Corte también esquiva: "Esta es una empresa familiar que hace productos para un montón de países"
-¿Qué trabajos hacen para el Gobierno?
-Si querés te hablo de la trayectoria de la empresa, de cualquier cosa... pero sobre eso, no. Este diario intentó consultar al titular de Télam, Martín Granovsky, sobre los montos pagados a La Corte: "No hay problema, pero ahora te escucho mal. Llama a mi secretaria y charlamos". Cinco llamados más tarde, Granovsky se mantuvo inhallable. El monto pagado por el Gobierno a una empresa privada vinculada a los medios parece ser un tema sensible, un secreto de Estado K.

Fuente: Medios Latinos

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